Brota mi completa desnudez
de un mar de luna y hiel
que emborrona los sueños,
solo somos un juego,
no acierto a amanecer.
Lanzo dentelladas a sus pies,
la luz me invita a ser
el lento taconeo,
el canto de los cuervos,
saboread mi piel.
Y la sal
cuando cae de mi cuerpo arrastra
por el patio de butacas
el sobrante de mi fe,
no estarán
las miradas pegajosas
que envenenan y excomulgan
sin saber ni conocer.
La función ya ha comenzado,
desiertas las manos,
sus ojos brillan para mí
y mil millones de guijarros
Desperdigados
cubren de magia el maniquí.
Y la sal
cuando cae de mi cuerpo arrastra
por el patio de butacas
el sobrante de mi fe,
no estarán
las miradas pegajosas
que envenenan y excomulgan
sin saber ni conocer.
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